El mayor temor de dejar una relación que no prospera y que te roba la autoestima y la paz no reside en dejar a la persona, sino en los significados y proyectos que has puesto en él o ella y darte cuenta que no se realizarán, en el miedo que representa cambiar el patrón y salir de ese espacio en el que a pesar del sufrimiento que te produce te pusiste cómodo, Tal como si te acostaras en una cama de espinas, vivir con una uña enterrada, encarnada inflamada y que molesta. Allí reside el verdadero miedo al cambio a experimentar lo nuevo y lo diferente. Entonces asumimos lenguaje de victima: «No voy a poder» «esto es muy difícil». «Siento que no puedo cambiar» Sumergiéndonos en el sufrimiento, en la desconexión con tus valores personales y tu autoestima.
El miedo al cambio a soltar, a cambiar la vida nos deja en una cómoda posición de víctima, donde eliges seguir teniendo un carcelero, otro que es el responsable de lo que te ocurre, por lo tanto no ves opciones y posibilidades, olvidas y desconectas de lo que mereces, para quedarte en una vida llena de angustia y sufrimiento en donde prefieres asfixiarte antes de cambiar.
El miedo al cambio desde la psicología cognitiva se encuentra marcado por la rigidez mental, por la cultura latina “colectivista” o de presión de grupo, en donde las personas prefieren ceder a las presiones sociales de grupo antes de cambiar y hacer lo que a ellos les hace bien.
Me encuentro con frecuencia en las sesiones individuales de psicoterapia que las personas con más miedo al cambio son aquellas de personalidad reflexiva, es decir se paralizan justo el segundo antes de tomar la decisión, retroceden y no ejecutan dándole poder a los pensamientos recurrentes y poniéndose de nuevo miles de excusas, además estas personas tienen la fantasía de que el cambio “se debe” realizar en un momento “de revelación” o “iluminación” y no por un conjunto de acciones responsables y un paso a paso o estrategias diseñadas previamente.
Así que acá te dejo estas acciones que puedes comenzar desde ya:
- Cambia tu lenguaje: “Esto es muy difícil” por “Esto es nuevo para mi”, “No merezco tanto dolor” por “¿Qué me está enseñando esta situación y aun no puedo ver?
- Haz una lista de acciones inmediatas ¡Si! INMEDIATAS, que puedes comenzar a realizar ¡YA! (es lo primero que les recomiendo a mis pacientes con personalidad reflexiva) para que te muevas de esa horrorosa postura de víctima. Puede ser desde bailar para movilizar tu cuerpo, hasta comenzar a practicar aquella actividad que tanto te gusta y que siempre todos criticaron.
- Haz una lista de las creencias que hoy te mantienen atascado en ese miedo y crea una nueva frase que conscientemente puedes ir usando para sustituirlo (recuerda que tu cerebro, aprende por repetición) Ejemplo: “Creo que nadie me va querer” por “Merezco conocerme y quererme yo primero antes de querer a otros. O “Creo que mi vida termina si dejo este trabajo” por “Tendré un nuevo comienzo cuando decida dejar este trabajo.
- Haz una lista de las cosas, planes y actividades que sientes desde tu corazón que mereces y sientes que hoy te estás negando.
Recuerda que al otro lado del miedo está todo lo que te mereces, por lo tanto atravesar el miedo al cambio a parte de sacarte de esa espantosa postura de víctima y “pobrecito” te dará la oportunidad de priorizarte.
Establecer un mapa y ruta de los planes que vas a ejecutar y conocer cual es tu ruta más confiable para seguir procesando en tu vida a partir del primer éxito de haber atravesado previamente un gran miedo.
La vida es como andar en bici, necesitas seguir pedaleando para poder andar, no te permitas marchitarte o ser un árbol de hojas secas por miedo a cambiar.
«No te conviertas en un árbol de hojas secas por miedo al cambio»
¿Listos para venir conmigo al otro lado del miedo a cambiar?
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